Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2023-2024

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8/10/10

La vida no acaba con la muerte: Una cuestión pendiente con ALGUIEN "muy especial"

Se recoge a continuación un caso de regresión sacado del nuevo libro de Malena Martínez, publicado en formato digital, titulado La vida no acaba con la muerte (Vidas pasadas y muertes pasadas: una existencia que no tiene fin).

Malena, amiga personal y del Blog, nació en Paterna del Campo (Huelva, España). Escritora incansable, con obras como El sentido de tu vida eres tú. Ser Tú y El misterioso Templo de Salomón, tiene amplia experiencia como sofróloga y especialista en Técnicas de Desarrollo Personal. Articulista en revistas especializadas, trabaja hace 15 años como consultora en Técnica Regresiva, investigando y escribiendo sobre lo que descubre en estas experiencias.

Amablemente, pone a disposición de los lectores de El Cielo en la Tierra algunos pasajes y casos de su nuevo libro, que se publican en entradas sucesivas. Si desean contactar con ella para adquirirlo completo, pueden hacerlo por teléfono: (00 34) 670 583 240, o mediante Email:

mmgmaxi@yahoo.es


+La vida no acaba con la muerte: Prólogo e Índice (8 de julio)

+La vida no acaba con la muerte: Introducción (9 de julio)

+La vida no acaba con la muerte: Un “Maestro” inesperado (12 de julio)

+La sutil psicología de un Maestro (26 de julio)

+¡Un buen empujón! (2 de agosto)

+Una historia increíble y un encuentro insólito (3 de septiembre)

+La enigmática historia continúa (10 de septiembre)

+Falsas creencias (17 de septiembre)

+Un pasado común con su Maestro (24 de septiembre)

+Un "sueño persistente" que encuentra interpretación (1 de octubre)

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Una cuestión pendiente con ALGUIEN "muy especial"

Este, es uno de los casos más asombrosos que me he encontrado; ésta persona estuvo presente en la PASION Y MUERTE DE JESUS, y tiene con EL, "algo" pendiente .Me resulta muy difícil hacer una valoración que pueda ser "desapasionada y justa" en éste caso. Mi tendencia más intima ,me conduce a tomar partido,, como si de un juicio se tratara; sin embargo, esto es absurdo; yo no puedo hacer esto en ningún caso, sólo me compete el conducir a la persona a encontrarse con la verdad., “su verdad" , y en todo caso, que sea ella misma, la que valore y juzgue su situación personal .

Aquí queda de manifiesto, algo que quizás pueda sorprender a algunos, en contra de lo que pueda pensarse, la religiosidad o la espiritualidad, no implican necesariamente evolución. También queda patente que el "sentimiento es un pensamiento, aún no pensado" (1); esto subyace en el fondo de ésta historia, como el aliento de vida que se respira, aún sin verse.

Los hechos se desarrollaron de una manera vaga e imprecisa, teniendo en cuenta la implicación emocional de la mujer en el caso. Elvira, es una mujer de mediana edad, casada y con hijos ya adolescentes, que llegó a mi gabinete visiblemente angustiada. Esto se debía a unos "sucesos" de origen desconocido, que ella creía percibir en su casa, y que como ocurre en éste tipo de cosas, sólo ella podía detectar estas anomalías. Sentía la 'presencia' de Alguien no visible, que claramente pretendía llamar su atención; para lo que -según ella- utilizaba todo tipo de recursos.

Este caso no tendría nada de particular, si el "Personaje" en cuestión, no tuviera la trascendencia que, tuvo y tiene, en su vida. Profundizando más en la preparación de ésta sesión, pude comprobar que Elvira era una mujer de profundas creencias religiosas, que han tenido y tienen una fuerte impregnación "mística" en su vida Esto, que puede parecer una banalidad; no lo es, cono se podrá comprobar. Con esto, trato de situarles en el contexto adecuado, para que comprendan ésta experiencia, que -según mi criterio- raya el más puro misticismo religioso, al que nos tiene acostumbrada la religión católica. Y desde luego, éste asunto me sorprendió totalmente.

Elvira, entró casi de inmediato en el recuerdo de una vida pasada. Se vio en lo alto de una montaña; era una adolescente de unos 14 años llena de ingenuidad, y de expresividad; se hallaba allí simplemente disfrutando de las flores, de los colores, del aire y de la Luz. Una luz espléndida, cuya procedencia ella ignoraba. Sentía admiración, sobre todo por las nubes, que parecían tomar formas misteriosas e inauditas; su total inocencia la llevaba a describirme con total naturalidad el desarrollo de unos acontecimientos, más bien extraordinarios. Mientras se hallaba tumbada en la tierra, allá arriba, en la montaña, ésta niña, empezó a tener una "visión" en el cielo, que la asustó bastante. Vio, como de las nubes, "salía" una mano que la invitaba a "subir"; ella se mostró sorprendida y un poco asustada, pero su inocencia era tal, que no veía tan descabellado el hecho; simplemente se preguntaba, cómo iba a volver después, si aceptaba la invitación y "subía a las nubes".

Con igual naturalidad comenzó a hablar con Aquel que le tendía su mano. Era tan expresiva, que se reía a carcajada y se negaba ostentosamente a abandonar la montaña. Sinceramente, yo no sabía de quién podía tratarse y mucho menos, el porqué insistía en éste gesto. la sencillez de la escena me conmovía profundamente, aún sin comprender de qué se trataba, se percibía algo "especial" y bastante singular. Bien, puesto que no me parecía muy 'seguro', el hecho de que la niña se dejara 'convencer' por “este Personaje", resolví sacarla de allí, sugiriéndole que bajara de la montaña, donde se encontraba, hasta el pueblo que suponía debía hallarse cerca. No me fue nada fácil; ella se divertía con la situación, al mismo tiempo que la temía.

Cuando, por fin, conseguí que bajara la montaña y llegara al lugar donde, supuestamente, vivía; ésta resultó ser una mísera cabaña, en la que no había nada; ni siquiera para comer. Se alimentaba de hierbas y del fruto de los árboles, incluso sin saber lo que eran; asombraba que en una situación tan miserable la niña pareciera tan feliz; no tenía ninguna necesidad, sólo vivir. Se pasaba el día caminando de acá para allá, sin rumbo fijo. Un día, encontró en uno de los caminos, a un hombre muy viejo, que amablemente compartió con ella su pan. El anciano le advirtió a la niña que tuviera cuidado, ¡parecía tan inocente y desprotegida! que sin duda sintió compasión por ella. Sus harapientos ropajes, no eran inusuales; se hallaba en un lugar y una tierra, en la que la mayoría de la gente, vestía como ella, con túnicas viejas y sucias, que eran su único patrimonio.

Así continuó siendo su vida hasta que un día, - ya tenía 20 años-, y mientras Elvira recorría uno de ésos conocidos caminos; fue a tropezarse con el "Acontecimiento" más importante de todos los tiempos, -al menos para millones de personas, a lo largo de los siglos posteriores-. Y con Uno de los "Personajes" más importantes de la Historia de la Humanidad.

En una encrucijada del camino que seguía, encontró allá a lo lejos, en una gran explanada, a una multitud que alegremente cantaba y bailaba; parecían esperar a alguien. Ella se acercó con mucho sigilo, ya que desconfiaba de la gente; no estaba habituada a tratar con nadie, sin embargo todos ¡parecían tan alegres!, que decidió acercarse un poco más. Por fin que se acercó ellos, no sin una cierta precaución. Como era de esperar, fue invitada a participar en la fiesta, pero ella se mantuvo a distancia, sin dejar de estar alerta, cualidad propia de su solitaria y aislada vida. En un momento dado, la gente dejó sus cantos y sus bailes y fueron abriendo paso, al Personaje que esperaban y que, una vez allí, se mezcló con ellos. Se trataba de un tal JESUS, y venia montado en un borriquillo; vestía una túnica muy blanca; la gente le saludaba y ponía a sus pies ramas de olivo.

Elvira no era consciente de la trascendencia de éste "Encuentro"; seguía actuando como la joven ingenua y asustadiza que era, en aquella vida. Le pregunté que cómo era el rostro de JESUS, y cuál su expresión; me describió a un hombre alto y fuerte, -aunque no excesivamente-; de cabellos largos y castaños, y de ojos también castaños, que la miraron y la invitaron a acercarse a él. Ella contó que su expresión parecía seria y preocupada; hacía un gesto con la mano a la gente, para que se calmaran. Elvira seguía manteniéndose a distancia, y se comportaba con bastante torpeza; se mostraba, más que sorprendida, asustada; porque aquello la desbordó; temía mezclarse con aquella gente desconocida. Y desde luego, parecía obvio que tampoco sabía quién era JESUS.

Cuando EL, despidió a la muchedumbre; ella que Le miraba desde una cierta distancia; fue invitada de nuevo por EL a acercarse, ya se encontraba sólo y estaba sentado en una piedra; -ella no distinguió a otros hombres que estuvieran cerca de EL, o no los reconoció-; pero no se atrevía a acercarse, a pesar de que EL le decía que no tuviera miedo. Elvira sin embargo, no pudo evitar su temor, y se fue alejando mientras EL, -según sus palabras- la miraba con tristeza...

A pesar de ésta gran oportunidad para conocer de cerca momentos tan críticos en la vida del Maestro; Elvira no parecía ser la persona que pudiera explicarnos éstos acontecimientos, estaba llena de miedo y además era muy parca en palabras.

Hice que avanzara unos días, y se vio con una mujer vestida de negro que lloraba amargamente; su nombre era Magdalena; le dijo que estaba tan triste por ya traían a Aquel que sería clavado en ésa cruz; Elvira rompió a llorar horrorizada ¡no quería presenciar eso!. Gritaba que la cruz era enorme y que no quería estar allí, venía cómo traían a JESUS, cargando con su cruz, y con el rostro y el cuerpo ensangrentado; la joven se convulsionaba del tremendo dolor que sentía, y se resistía a quedarse allí; yo no la obligué, pero ella no se marchó, ni quiso 'salir' de la experiencia.

Se quedó junto a Magdalena -no vio a otras mujeres-, presenciaban la subida de la empinada cuesta que llevaba al lugar donde sería crucificado. La corona de espinas de daban un aspecto patético a la figura de JESUS, que sangraba por todas partes, y le había desfigurado el rostro. Elvira lloraba con un gran desconsuelo, y se negaba a admitir que le ocurriera eso tan terrible a "Ese Hombre" que ella había visto hacía muy poco y del que la gente decía que era un hombre bueno. Le clavaron en la cruz y la elevaron, y cuando estuvo arriba, El les dijo que perdonaran como El los perdonaba.

La agonía no pareció ser larga, si bien es cierto que yo conducía a Elvira a momentos claves, dado que ella era incapaz de comprender lo que pasaba y de tomas la iniciativa en las secuencias. Más tarde, dos hombres ayudaron a bajarle de la cruz, y lo depositaron en los brazos de éstas mujeres. Ella no supo quienes estaban allí, no vio a la Madre de JESUS, ni vio que lavaran su cuerpo. Acto seguido Elvira vio cómo metían en cuerpo de JESUS, en una cueva, que cubrieron después con una gran piedra; esto la sorprendió mucho, quizás no era costumbre que fueran así los enterramientos; o bien, no había presenciado ningún otro. Sus gestos eran bien elocuentes; Magdalena y ella, estaban fuera mirando cómo le enterraban y llorando con desconsuelo.

Momentos después (el tiempo no cuenta, en absoluto), vieron las dos que JESUS, salía del sepulcro, en perfecto estado, no era un ser transparente; ni diferente en ningún modo al que conocían; se maravillaron de esto, sin embargo, Magdalena parecía esperarlo, EL se elevó en el aire, mostrándoles leas manos y les dijo que las esperaba allá arriba. Se fue elevando sencillamente, hasta que desapareció.

Elvira no volvió a verle nunca más, aunque siempre recordó en su corazón aquellos acontecimientos. Volvió a su cabaña y siguió viviendo su vida como antes .No se preocupaba por qué comería o bebería; yo sin embargo no podía comprender de qué vivía ésta mujer y así se lo pregunté; ella con toda sencillez, me contestó que siempre tenía pan y fruta en el cesto que llevaba, que no sabía cómo pero que éstos alimentos nunca se acababan. Ella creía que el que le proporcionaba esto era Aquel, que vio siendo muy joven en la montaña; Aquel que le hablaba desde las nubes. Más tarde comprendió que era en aquella montaña donde habían crucificado a JESUS

Murió bastante vieja y supo que su soledad había sido excesiva, y que no había hecho nada a pesar de un Encuentro tan importante con el Maestro. Parecía evidente que había desaprovechado ésa vida, porque tuvo una oportunidad para cambiar su sentido de la vida y no lo hizo. Asimismo, parece que en ésta vida, el Maestro le está reclamando ayuda; ayuda que debe dar a otros. Es ésta la interpretación dada por ésta mujer de lo sucedido. A mi me resultaba evidente que en la "conciencia" de Elvira, estaba fuertemente impreso aquello que vivió y que además explica su devoción apasionada, por la imagen procesional del "Jesús del Gran Poder" (Sevilla) (2). Su "vivencia" fue desgarradora, pero sigue estando presente el sentimiento, de que no hubo "respuesta" por su parte a la "Llamada del Maestro" y de ahí su persistente dolor (3).

Soy muy reacia a valorar el sentido de una vida; máxime cuando los múltiples casos que presenció, me dicen que éste, es sumamente variado; pero debo reconocer que el "servicio" a los otros, es quizás, la más noble tarea que un ser humano puede realizar. Y, al parecer, ésta es la asignatura pendiente de Elvira, en ésta vida. Y, tal vez, tengan derecho a pedirle esto; al fin y al cabo tiene una deuda con Aquel que la alimentó durante toda su vida, sin pedirle nada a cambio.

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Notas:

(1) Esta frase, aparece en un párrafo del libro: NO TEMAS EL MAL. Canalizado por Eva. B. Pierrakos.

2) “El campo astral o emocional es realmente universal; todo un mundo de energía fluida en rapidísimo movimiento, salpicado de colores, cargado de símbolos y de imágenes que giran en torno a cada ser, que pueden llenarnos de miedos y de angustias, o cuya belleza nos hace evolucionar. Es el responsable de las ideas falsa y negativas, como también de los pensamientos nobles y positivos, de los ideales elevados. La historia de nuestras vidas está escrita en él”. (SANACION ESPIRITUAL E INMORTALIDAD - Patrick Dronot )

(3) “La vidas anteriores están contenidas en nuestro conglomerado de tiempo psíquico congelado. También se atraen e interrelacionan mediante energía similar. No están separadas por el tiempo, de modo que están directamente conectadas con los eventos de la vida presente y de otras vidas. Según mis observaciones del campo energético humano durante las sesiones curativas, los traumas de las vidas anteriores subyacen siempre bajo los problemas crónicos del presente que son difíciles de resolver”. (HAGASE LA LUZ - Bárbara Ann Brennan)

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